jueves, 18 de diciembre de 2014

Apreciación crítica sobre “La Cautiva”





Este año nos acaba de dejar una gran obra teatral que ha grabado una huella perdurable dentro del teatro nacional contemporáneo y que vale pena analizar, teniendo en cuenta siempre que el objeto artístico (y más aún en el teatro) no está desligado de la responsabilidad social que tienen los artistas frente al público al que se intenta conmover y concientizar. Más aún, no existe arte al margen de la lucha de clases.

En primer lugar, el tema general abordado en La Cautiva no es otro que el de la guerra interna. Sin embargo, esta obra no es una más de las que hoy en día pululan en el ámbito literario del circuito oficial de la ciudad letrada. No es una más de las que atosigan el intelecto con rancios discursos anclados en las posiciones políticas de la CVR, aunque esta haya sido una de las fuentes para la construcción de la obra. Quienes hemos vivido la guerra no necesitamos discursos que en lugar de unir a la nación, la sigan dividiendo. La Cautiva no solo se aleja (sin salirse del todo) del discurso oficial sobre la guerra, sino que supera esta especie de maniqueísmo (buenos y malos) que hunde en el fango de la sinrazón todo intento por “alcanzar la verdad” y una verdadera reconciliación nacional. ¿Alcanzar la verdad? Sí, la verdad de una nación.

Al despuntar el día, en la morgue de un pueblo de los Andes, se hallan tres cadáveres: El de una niña vestida de escolar, el de un guerrillero del Ejército Guerrillero Popular, y el de un soldado del Ejército del Perú. Los dos últimos han muerto en combate. Por falta de espacio, ambos serán ubicados en una misma zanja. Uno abrazado al otro. Desde el inicio, se hacen visibles las dos partes enfrentadas en la guerra. El abrazo de los cadáveres es una ironía que consiste en decirnos que, al menos por un efímero instante, todos somos iguales en la muerte. Repárese en este "por un efímero instante", pues incluso en la "muerte" los muertos pueden seguir combatiendo.

La niña tendida con uniforme es María Josefa Flores Galindo (personaje principal), hija de dos combatientes del EGP. Ella, al igual que sus padres, fue asesinada por los militares y su cuerpo ha sido llevado a la morgue del pueblo, donde será examinada por el auxiliar forense para el registro de rutina. Sin embargo, para ella la muerte no llega. María Josefa será como un alma en pena que  despierta de pronto, dejando absorto a Mario Requena, el auxiliar, originando un quiebre en su lógica. A partir de este momento, y tras una serie de vaivenes, Mario intentará llenar los vacíos dejados por la guerra en el alma de La Cautiva: su quinceañero, el encuentro con su abuela, sus paseos con Esteban, párvulo al que ama con la inocencia de la primavera.

Un tercer momento lo conforma la entrada en escena del capitán, “el uturunku, el gran señor de Nueva Huanta, león con alas de águila”. Viene a ultrajarla, pero Mario hará de todo para aplacar el sufrimiento de esta niña “muerta”. Las diatribas del capitán contra quienes le piden que “resuelva”, es decir, que aplique la línea política genocida del Estado, son verosímiles y hasta conforman un alegato contra quienes quisieron vivir de espaldas a la guerra. La obra no liquida a ninguno de sus personajes, no los reduce a imposturas anodinas como se acostumbra a hacer en cierto sector del cine de los últimos tiempos. Tan real es el alegato del capitán como el discurso que por un breve pero inusitado momento tiene La Cautiva dando vivas al Partido Comunista del Perú y al Presidente Gonzalo. Luego, viene la canción Belachao que fluye de los labios de la doncella, quien termina prorrumpiendo en llanto azorada por un horror que viene de sus fueros más internos. 

El teatro ha desenmascarado lo que el cine ha ensombrecido. Pero sería demasiada soberbia decir que se han caído las insidiosas máscaras que el discurso oficial del Estado trata por todos sus medios de colocar en la conciencia del gran público. No es el objetivo de La Cautiva. Su esfuerzo mayor radica en haberle dado espacio a todos los actores de la guerra. Es una obra que se esmera por presentar las contradicciones internas de una nación en formación en ese entonces. A su vez, la obra consiste en explicarnos en todo momento uno de los lados de la guerra: el horror. Y Jamás lo hace sin pensar en los motivos de quienes participaron en ella. Ahora bien, ¿toda guerra implica horror y nada más que horror? Es solo una de las preguntas a las que nos confronta esta obra. De la respuesta que tengamos a esta pregunta dependerán muchas de las actitudes que seguirán marcando el paso a nuestra nación en el futuro. A partir de esta pregunta, surgirán otras muchas. ¿Fue la guerra interna 1980-1992 un hecho que haya implicado única y exclusivamente horror? 

Dos escenas rematan el cierre de la obra. Los cadáveres del guerrillero y del soldado se levantan para volverse a enfrentar. El primero carga su bandera roja con la hoz y el martillo. El segundo se encabrita y enfrenta a su contendor. Ambos simulan maromas sobre el cuerpo de María Josefa, quien es levantada por Mario en hombros con una música de procesión de fondo. Los muertos regresan a sus zanjas. La escena final termina con un diálogo poético entre María Josefa y Esteban (Mario). Finalmente, emprenden su viaje a Nueva Huanta.

De hecho, existen otros muchos ángulos y aristas que merecen ser analizados: la imperceptible línea que divide la muerte y la vida, la razón y la locura. Temas metafísicos también explorados por Vallejo en Escalas Melografiadas. Estos son solo algunos puntos que queremos comentar por ahora. 

domingo, 14 de diciembre de 2014

Dramaturgo Víctor Zavala Cataño: "Fui combatiente en el gran teatro de la guerra popular"

VZC en un encuetro con el creador Oswaldo Reynoso (Izq.)



ENTREVISTA A VÍCTOR ZAVALA CATAÑO: PRISIONERO POLÍTICO, DRAMATURGO, ARTISTA POPULAR.

El jurado le dijo al niño Víctor: “¡Canta y si puedes baila!" Y él comenzó a cantar: “Solamente una vez amé en la vida…”. Desde muy niño ya daba muestras de su inclinación por el Arte. Así obtuvo el primer puesto en un concurso de becas en el sexto de primaria del colegio 430 de Canta; luego ingresó al colegio “Nuestra Señora de Guadalupe” como interno. Cultivaría la poesía clásica. Estudiaría Educación en la UNE, nuevamente becado. Conoció a Luis Alvarez: “Uno de los mejores actores del Perú”. Enseñó Lengua y Literatura, en la GUE Pedro Labarthe, a adolescentes de La Parada y San Cosme. En la ENAE obtuvo el título de actor. Perteneció a la primera promoción de actores, junto a Jorge Acuña, del INAD, que luego devendría en ENAS y finalmente en ENSAD. Por ese tiempo haría la versión teatralizada de “Paco Yunque” hoy extraviada en los archivos del TUSM. Después de 4 años de docencia, escribriría “La gallina” en Huamanga; “El gallo” y “El collar” vendrían más tarde. “Pocos repartos, pocos personajes”, el estilo del Teatro Campesino ya se iba perfilando. Viajó a Huánuco donde enseñaría Lengua y Literatura en la Emilio Valdizán. Mientras tanto “El gallo” gana el concurso de obras en primer acto organizado por San Marcos y Hernando Cortés dirigiría la presentación de esta obra en “La Cabaña”. Cantuta lo convoca y edita la primera edición de Teatro Campesino.

El grupo Teatro Campesino arraigó en las masas campesinas como ningún otro grupo de teatro lo hizo antes, tal como se demostró una vez en una de sus presentaciones en el colegio de la plaza de Ahuac, Huancayo.”Hicimos una presentación en dos turnos. Uno a las 3 pm. Y otro a las 6 pm. Al de las 3 pm. solo asistieron las mujeres campesinas y cuando terminó la función, no se iban. Entonces, les preguntamos: ¿Y uds.? ¿Qué hacen acá? ¿Por qué no se van? Ellas contestaron: ¡Queremos ver de nuevo!. Y se quedaron a la presentación de las 6 pm. junto con los hombres”. “La invasión” sería la última presentación de TC: Año 76. El gobierno interviene La Cantuta en el 77. Nuestro dramaturgo se va a Cuzco, funda el “Teatro Popular Cuzco” y reescribe la obra “La Domitila”. Más tarde funda el grupo de teatro “Escena Contemporánea” y realiza “Fiebre de oro” (una obra sobre los enganches a los campesinos para llevarlos a los lavaderos de oro en Madre de Dios) que se estrena el 81 en Cerro de Pasco. Regresa a la docencia en la UNE antes de entrar de lleno en los 80 al movimiento de transformación social más grande de nuestro país que remeció las viejas relaciones de producción en el campo y al Estado. 

Hoy VZC ya lleva más de 23 años en prisión que merma cada vez más su estado de salud. Desde esta tribuna, exigimos su libertad junto a la de los demás presos políticos del Perú.

Hace 43 años se publicó Teatro Campesino ¿Cuál es el significado de Teatro Campesino?
Las obras artísticas y literarias se generan al impacto de un momento dado del movimiento histórico de la lucha de clases; por tanto, reflejan, lejana o cercanamente (en lo cronológico) esa realidad. “Teatro Campesino”, libro con siete obras teatrales, se publica en 1969 como reflejo ideológico del fragor de la segunda gran ola del movimiento campesino del siglo XX, en los andes del Perú; 500, 000 campesinos moviéndose en defensa de sus tierras, en la zona de Junín, Cerro de Pasco y Ayacucho, principalmente. Oleada que culminó con el alzamiento armado encabezado por José de La Puente Uceda, con los resultados conocidos. Hecho Social que remeció las entrañas semifeudales y semicoloniales de la sociedad peruana donde, como sabemos, se desenvuelve un capitalismo burocrático. “Teatro  Campesino”, grupo de teatro popular, emergió en el año 70 y en contradicción a la política del gobierno militar con su llamada reforma agraria, también con una política de copamiento cultural llamada “popular”; TC fue parte del movimiento de teatro popular más importante de esa década de los 70, movimiento de teatro que dio como resultado que aparecieran muchos grupos de teatro que ponían obras con tema campesino. A eso sirvió pues, “Teatro Campesino”.

¿Cuánto ha influido el teatro brechtiano en su obra?
El teatro épico de Brecht fue aplicado, como tal, en la puesta en escena de las obras de TC. Principal: el distanciamiento brechtiano en el recitado del parlamento y, también, en la aplicación del gesto social en la caracterización del personaje, lo que daba como resultado una actuación de ninguna manera dramática o melodramática o quejumbrosa para presentar -no representar- al personaje campesino. Las obras de “TC”, libro, estaban (están) escritas ya con esas características para aplicar, no para copiar o calcar la técnica del teatro de Brecht, a la realidad del campesinado andina peruano.

¿Por qué es importante el trabajo de la forma artística?
La forma artística responde, o debe responder, al contenido de la obra. No va por su cuenta. La unidad dialéctica contenido-forma (en ese orden) plasma la calidad artística de la obra. En el teatro la forma artística, que deviene de  y para el contenido, se conforma en el montaje escénico, en y para la presentación ante el público. El teatro es un arte visual en movimiento y en presente. Por eso es un arte que puede servir, que sirve, para movilizar la conciencia social y política de las masas populares, y la forma teatral épica es la que tiene, precisamente, esa capacidad de movilización social.

Ud. ya tiene 23 años de prisión ¿Qué condiciones ha habido para desarrollar el arte o ha habido restricciones?
En concreto, a pesar de las limitaciones y obvias dificultades para trabajar en la producción artística dentro de las prisiones, sí se puede, sí hemos hecho teatro. Contradictoriamente, dentro de los tiempos de guerra hicimos una actividad artística y, específicamente, teatral muy nutrida. Después del año 92 fue muy difícil. Las medidas contra nuestra actividad diaria fueron drásticas y diarias. Con decir que hasta silbar o cantar estaba prohibido…Escribir también. No nos permitían tener lapiceros ni papeles. Bueno, pero a pesar de todo eso, sí pudimos hacer algo…siempre. Nuestra condición de prisioneros políticos y la ideología científica del proletariado, nos ha mantenido activos y capaces de sobrepasar las dificultades y de luchar por nuestros derechos. He escrito obras de teatro, relato, poesía…y en 2002 logramos convocar y realizar un Festival de Teatro Popular “Canto Grande 2002” a nivel nacional e internacional. Siempre nos guiamos por el Presidente Mao: "Nada es imposible si uno se atreve a subir las alturas."

¿Cómo ve el desarrollo del arte en el Perú considerando que el pueblo peruano se encuentra en una situación en la que perdió derechos?
Es una pregunta que da pie a una respuesta muy amplia. Entraré en la segunda parte: El que los derechos fundamentales y del pueblo sean conculcados, no lleva, no debe llevar a no hacer, a no desarrollar el arte del pueblo y para el pueblo. Es, más bien, una situación que lleva a responder como corresponde, con lucha con y junto a las masas, que nunca dejan de luchar por sus derechos, beneficios, conquistas…y si se trata de que el arte sirva a esa lucha, sí se puede, se debe hacer. Todas las artes sirven a eso: la pintura y el dibujo. Cuando la guerra de España contra el Fascismo, muchos pintores hicieron afiches en contra del Fascismo o con el lema: “Ayudemos al pueblo de España”. Miró fue uno de ellos. Las masas hicieron canciones que hasta ahora se cantan. Miguel Hernández, un gran poeta, escribía sus poemas en el campo de batalla y los repartía de trinchera en trinchera. En fin, el teatro, como hemos dicho, puede y debe cumplir su papel de tribuna para mover a las masas del pueblo.

¿Cómo ve la situación del arte proletario, el arte popular y el arte burgués?
Creo que el arte burgués, así como se refleja hoy día, da vueltas en lo mismo. La burguesía es una clase decadente y su arte se queda en el gran espectáculo de tipo comercial. El arte popular emana de la creatividad de las masas. El gran manantial de todas las artes está en la vida diaria del pueblo. El problema es elevarlo con la luz del proletariado. Así, el arte estará al nivel de la clase proletaria, la nueva y única clase verdaderamente revolucionaria en el orbe.

¿Cuál es su opinión sobre el premio nobel Mario Vargas Llosa?
MVLL es un escritor de la burguesía y sirve a la burguesía. Nunca ha escrito una obra para el pueblo. La gran burguesía es su sello de clase y sus obras sirven a y son literatura para ella. Por eso le dan premios, medallas y agasajos y etc., etc., y los dueños de la revista Playboy, están muy orgullosos de que sea, ahora, el premio nobel número 13 que escribe en sus páginas.

¿Qué mensaje puede dejar un dramaturgo que ha combatido en el arte y en la lucha social para las nuevas generaciones?
Las generaciones también, también son de clase. Para los jóvenes del pueblo peruano, digo, el hecho de que un dramaturgo, director y actor de teatro popular, como parte activa de la lucha de clases y el pueblo, con la dirección de la vanguardia organizada del proletariado, en función de una nueva sociedad en beneficio de las mayorías populares y de un mundo mejor de armonía y libertad para la entera humanidad; el que ese dramaturgo, digo, haya tenido que dejar la escena teatral para cumplir su papel de combatiente en el gran teatro de la guerra popular, iniciada por el PCP en 1980, hecho principal e innegablemente político, el más grande movimiento social revolucionario de la historia peruana, digo,  que sí servirá de algo para las nuevas generaciones del pueblo peruano. Más, sigo diciendo, si ahora mismo ese “hombre de teatro”, en su condición de prisionero de guerra por más de 20 años de cárcel, prosiga hoy en la justa, correcta y necesaria lucha por los derechos del pueblo y por Solución Política, Amnistía General y Reconciliación Nacional y por la libertad del doctor Abimael Guzmán Reynoso, jefatura, presidente del Partido Comunista del Perú, así como por la libertad de todos los prisioneros políticos en el Perú y en el mundo, repito, sí servirá de algo para las nuevas generaciones del pueblo. Es lo que puedo plantear, no a nivel individual, sino como experiencia de la clase y el pueblo.


La poesía del Gran Timonel



EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS. PEKÍN. 1959.


Poesía que nace con el Sol

Desde tiempos lejanos, la poesía era cantada y la música acompañaba los más diversos festines, desde los sacrificios paganos, los matrimonios griegos, los cantos de los indígenas cacataibo de la selva amazónica por la muerte prematura de un niño, hasta los triunfos de las batallas incas en su avance en la conquista de los pueblos.
El pueblo chino no fue la excepción en esta práctica que hermanaba la poesía y la música en tiempos milenarios. Así tenemos a Li Tai po, uno de los poetas chinos de los tiempos de la dinastía Tang que llevaba una vida sin mayores sobresaltos económicos, que sirvió a la corte imperial y que luego se envolvió en una revuelta en contra del emperador, la rebelión de An Lushan, siendo exiliado y absuelto.
A nuestro alcance está la edición del libro Mao Tse-tung. Treinta y siete poemas, de febrero de 1976, publicada por la Editorial W. A. González. También la segunda edición de Mao Tse-tung Poemas de Ediciones en Lenguas Extranjeras de 1962, cuya traducción corresponde al chileno Luis Enrique Délano.
El primero de los poemas de Mao Tse-tung recopilado lleva el título de Changsha, ciudad donde estudió el gran maestro del proletariado y donde leyó desde las Analectas de Confucio, los Cuatro Clásicos (El sueño del Pabellón Rojo, Viaje al Oeste, A la orilla del agua, Romance de los Tres Reinos) hasta sus primeras lecturas de marxismo.
En su Autobiografía, Mao señala que en tiempos de la escuela: “Lo que me gustaba eran las novelas de la China antigua y sobre todo las historias de las revueltas. Leía el Yo Fei Chuan, Shui Hu Shuan, Fan Tang, San Kuo y Hsi Yu Chi, todavía joven y engañando la vigilancia de mi antiguo maestro que detestaba estos libros “fuera de ley” y que los calificaba de perversos”. De hecho también leyó a Li Tai Po y de esa manera nutrió sus primigenios conocimientos sobre la literatura china.
Sin embargo, poco a poco el adolescente Mao Tse-tung iría despojándose de las viejas prendas de la literatura de su país. Cuenta en su Autobiografía que luego de haber abandonado la escuela a los trece años: “Proseguí mis lecturas devorando todo lo que encontraba, excepto los clásicos. Esto enojó a mi padre quien quería que yo dominase a fondo los clásicos”. Aunque luego confiesa que después de escapar de su casa: “Volví a estudiar los clásicos y leí también muchos artículos de algunos libros contemporáneos”.

Poesía: fuego de los verdaderos dioses

Lo principal, definitivo y que marcaría a fondo a Mao en esos años, fue haber sido testigo del abuso contra los campesinos pobres en los tiempos previos a la fundación de la Primera República China en 1911. Asimismo, el hecho de haber participado en la sublevación de Wuhan en el Ejército dirigido por el nacionalista Li Yuan-hung.
Para Mao el problema no radicaba en leer o no leer las obras de la China feudal sino en ver de qué manera se las asimilaba y se las sometía a crítica para de esa manera servir a los objetivos políticos revolucionarios de ese entonces.
Su poesía es una epopeya cantada de los periodos que atravesó la Revolución China desde poco después de la Fundación del PCCH hasta la entrada de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Sus temas básicos: Las masas que dominan las leyes de la naturaleza, su heroicidad, las alegorías propias de la cultura china, los paisajes. Cada poema tiene un claro fin político bellamente expuesto: educar al pueblo en la lucha de clases.
De esta manera, los paisajes de Changsha son cantados por el dirigente comunista del periodo de la Primera y Segunda Guerra Civil Revolucionaria, períodos marcados por los golpes contrarrevolucionarios otorgados por los traidores del Kuomintang (partido de la burguesía nacional), la confusión ideológica dentro del Partido Comunista de China y los extraordinarios sacrificios de los verdaderos dioses: las masas. Entonces, aún Mao no era jefatura.

Changsha

En el frío otoño,
Contemplo, solo, el río,
que fluye hacia el norte,
pasada la Isla de la Naranja,
 y las montañas que las hojas de los árboles
tiñen de rojo.
(…)

La naturaleza, los ríos, los peces y las montañas son símbolos omnipresentes en su obra poética: “Unas águilas cruzan el amplio cielo, unos peces nadan en el remanso”. Pero en todo momento le canta a aquellos primeros héroes del proletariado chino: “He traído aquí a cientos de compañeros en estos turbulentos tiempos. En nuestra activa juventud fuimos estudiantes. A la manera llana de los escolares acusábamos sin miedo y sin prejuicios…”.
Su poesía recoge la experiencia por cambiar las viejas relaciones de producción. Sus versos están hechos en pleno campo de batalla: “Nuestras voluntades unidas eran nuestra fortaleza. Hasta que desde Huangyanchieh llegó el tronar de la armas (Monte Chingkang)”. Los poemas Primer Cerco y Segundo Cerco nos hablan acerca de las campañas de cerco y aniquilamiento (fueron cinco en total) que el Kuomintang dirigió contra el PCCH.

Segundo Cerco

(…)
El Ejército ha cubierto
trescientos kilómetros en quince días
a lo largo del gris río Kan
y de las verdes montañas de Fukien.

Alguien está llorando,
lamentándose tardíamente
de la estrategia del avance lento. 

Los señores de la guerra despedazaban el territorio chino con su lucha de facciones, el Kuomintang perseguía a los comunistas, mientras que el PCCH repartía la tierra entre los campesinos: “Por el río Ting, hacia Lungyen y Shanghang van las banderas rojas. Una parte del reino ha sido liberada y ahora la tierra está siendo repartida (Avance hacia Fukien)”. “En el campo de batalla las flores amarillas son especialmente olorosas (El doble día noveno de 1929)”. El sacrificio en la lucha por un nuevo orden es digno de resaltar: “Pero mejor que la primavera son cincuenta mil leguas de frío, cielo y agua (El doble día noveno de 1929)”.
La salida ingeniosa de Mao, ante los cercos kuomintanistas, fue plantear el desarrollo de una guerra de guerrillas, pero estaba en minoría dentro del Partido, de manera que se impuso una línea errónea que llevó a una derrota militar con el Kuomintang.
Luego que las tropas de Chiang Kai-shek (jefe del Kuomintang) cercaran la base comunista de Jiangxi sin poder penetrar en ella, Mao dirigió una retirada en octubre de 1934: La Marcha de los 25, 000 li (12.500 kilómetros) o Larga Marcha. En el Paso de Loushan, los comunistas obtienen su primera gran victoria en toda esta ardua travesía. Mao canta en enero de 1935:

El Paso de Loushan

Cólerico es el viento del oeste.
Lejos, grazna el ganso silvestre
bajo la helada luz de luna matutina,
bajo la helada luz de la luna matutina.

El martilleo de los cascos de los caballos
se repite agriamente
y el toque del clarín resuena con sordina

No digáis que el peligroso paso es algo inexpugnable.
En este mismo día, de un solo salto cruzaremos su cima.
¡Cruzaremos su cima!

Más allá, las colinas son como el mar, azules,
y el sol poniente es rojo, rojo como la sangre.


Un poema de Mao Tse-tung representativo de ese momento es La Gran Marcha, poema escrito en setiembre de 1935, que contiene los momentos más heroicos de la Segunda Guerra Civil Revolucionaria. Cada poema suyo es una lección melodiosamente explicada: Para el proletariado nada fue, es, ni será fácil. Todo lo conseguirá con lucha.


La Gran Marcha

Lüshi

El Ejército Rojo no teme los rigores de una Larga Marcha,
mil montañas, diez mil ríos no significan nada para él
las Cinco Cordilleras le parecen parvas olas
simples terrones que se deslizan, los colosales macizos del Wumeng.
Tibios están los acantilados nubosos que azotan las aguas del Arenas de Oro.
Frías las cadenas de hierro tendidas sobre el río Dadu.
Cuánta alegría causan las dilatadas nieves de Minshan,
Y habiéndolas cruzado los tres Ejércitos, una sonrisa estalla en cada faz.

La lucha entre el Kuomintang y el PCCH tuvo una tregua para unir fuerzas ante un enemigo foráneo: El Japón, país que intensificó su ocupación en el norte de China gracias a la colaboración de sectores recalcitrantes del Kuomintang. La Guerra de Resistencia contra el Japón duraría desde 1937 hasta 1945. Su poema Nieve data de este periodo: “De arriba abajo, el gran río ha perdido de pronto su tumulto. Danzan las montañas, serpientes de plata; elefantes de cera, avanzan las tierras altas, intentando medir su estatura con el cielo”.
Derrotado el Japón por la política maoísta de unir a la nación ante el enemigo común, la confrontación entre el Kuomintang y el PCCH era inminente. Entonces, se inicia la Tercera Guerra Civil Revolucionaria. En abril de 1949 el Ejército Popular de Liberación vence a las hordas del general Chiang y logra una importante victoria en Nanking. La poesía nuevamente envuelve el triunfo con su melodía:

La ocupación de Nanking por el ELP

(….)
EL cielo está invertido, la tierra gira al revés,
y nuestros espíritus se elevan.
Recuperemos nuestro valor y persigamos a los bandidos derrotados;
No hemos de imitar a Pa Wang y buscar absurdamente fama de caritativos.
¡Tener sentimientos celestes sería haber envejecido!
El pueblo ha comenzado a hablar ya de un mar
que se convierte en un campo de moreras.

La Revolución china al igual que la Revolución rusa nunca dejó de conocer días duros. Los héroes de la Larga Marcha ahora tendrían que demostrar al mundo que eran capaces de construir el Socialismo en un país remecido por guerras antiimperialistas y tres guerras civiles.
El 30 de junio de 1958, Mao leyó una noticia en el Remin Ribao (Diario del Pueblo) sobre la extinción de los caracoles en el distrito de Yuchiang, la cual lo impresionó tanto que no pudo dormir durante toda la noche. Eran los duros años del Gran Salto Adelante, de la colectivización de la agricultura, de la industrialización, de las comunas populares. Mao canta, al día siguiente, la celebración de la eliminación de una peste, la esquistosomiasis (enfermedad parasitaria), en un distrito de China:

Las aguas y las colinas lucían su verdor en verano,
cuando los mejores médicos estaban desconcertados por esta plaga.
Miles de pueblos estaban invadidos por las ratas y las malezas
y los hombres languidecían; un fantasma cantaba sus baladas
en diez mil casas desoladas.
Ahora, en un día, hemos saltado alrededor de la tierra
y hemos explorado mil Vías Lácteas.
Si el Vaquero pregunta por el dios de la peste,
le contestaremos con alegría y con tristeza que ha desaparecido arrastrado por las aguas.
Miles de ramas de sauce se mecen con el viento de la primavera;
los 600 millones de hombres de este gran país, tienen todos una nueva sabiduría.
Tal como deseaban, las flores del melocotonero se han convertido en olas
y las verdes montañas en puentes.
En el Alto Wuling se levantan y abaten azadas de plata,
brazos de acero remueven la tierra y doman los anchos ríos.
¿Dónde has ido, dios de la peste?
Hubiésemos quemado para tu despedida velas y barquitos de papel.

Sin embargo, el gran plan económico para desarrollar el campo chino hubo de sufrir un revés. En 1959, Mao dejó la Presidencia de la República, la Jefatura del Estado, y en su reemplazo entró Liu Shao-shi, quien impulsaría reformas capitalistas en el campo. En el poema Viendo la ópera El rey mono lucha tres veces con el espíritu del esqueleto, escrito el 17 de setiembre de 1961, como una respuesta a Kuo Mo-Jo, Mao vislumbra ya los vientos borrascosos de la restauración en ciernes:

Desde que la tempestad y los truenos
estallaron sobre esta tierra,
surgió un espíritu de entre un montón de esqueletos.
El Fraile, aunque estúpido, puede ser corregido,
Pero el mal espíritu traerá calamidades.
El Rey Mono levanta su poderoso bastón
para disipar el polvo espectral que llena el mundo.
Dejadnos que hoy lo saludemos,
porque la niebla dañina vuelve otra vez. 

El Rey Mono es el protagonista de la novela clásica china Viaje al Oeste, aquella que fuera una de las primeras lecturas de Mao en su adolescencia. Es una de las alegorías preferidas en la poesía de Mao. Este personaje se caracteriza por su audacia e inteligencia para superar toda clase de obstáculos mediante una serie de metamorfosis en animales salvajes.
Ciertamente que en Sobre la contradicción dejó en claro que las transformaciones de Su Wu-kung, el nombre del Rey Mono en chino, “no son cambios concretos que reflejen contradicciones concretas, sino transformaciones ingenuas, imaginarias, fantásticas, inspiradas a los hombres por las innumerables y complejas transformaciones reales de los contrarios el uno en el otro”.
Más adelante en los años de la Gran Revolución Cultural Proletaria, Mao se dirigiría a la juventud con estas palabras: “Todas las regiones deben producir su Su Wu-kung a fin de sembrar el desorden en el Palacio Celeste”. Y es preciso saber que miles de Su Wu-kung insurgieron en aquella tempestad que fue la GRCP y enfilaron sus cañones contra el Palacio Celeste, el cuartel general de la burguesía, donde anidaban los restauradores capitalistas Liu Shao-shi y Teng Xiao Ping, gurúes de quienes hoy dirigen la segunda potencia mundial.

Continuidad y ruptura

Entonces, nos hallamos ante un poeta contrario a todo panfleto o denuncia fácil y fosilizada en los pliegues de la rutina. La creatividad del maoísmo se deja traslucir en su lírica que toma las formas clásicas de la literatura china y las dota de un contenido nuevo, elevando este a su vez mediante el manejo prodigioso de la rima shi definida por una estrofa de versos de cinco o siete pies, y cuya rima recaía habitualmente en los versos impares. 
La shi es la más antigua y proviene de los tiempos de la dinastía Tang. La rima ci es más moderna tuvo su florecimiento durante la dinastía Song, es un verso con irregular número de palabras. Mao ha preferido la más añeja, lo cual no ha mermado en un ápice su melodía y plasticidad.
El periodista colombiano Harold Alvarado Tenorio nos explica así la poesía china: “La frecuente omisión del sujeto en sus frases, la inexistencia de una expresa diferencia entre los tiempos verbales, el número en los sustantivos y el caso o el género de los pronombres, ha contribuido a forjar un verso que resulta una materia compacta, cuya interpretación es casi un acto adivinatorio. Es quizás, por esas circunstancias, que desde sus primeros poemas los chinos relacionaron la poesía con la música”.
Esta es la veta histórico-poética-popular de la que Mao bebe, asimila y transforma a la luz de la ideología de la clase a la cual dio lo mejor de su vida y obra. El periodista uruguayo Sarandy Cabrera, quien realizó entrevistas al Presidente Mao Tse-tung, al canciller Chou En-lai y al literato Kuo Mo-jo, piensa que la exquisitez de la poesía de Mao estaría reñida con lo “popular”. Consideramos que en el caso de Mao existe un manejo de la contradicción de lo clásico y lo popular en el arte. Un manejo que no se detiene en el desarrollo de un lenguaje henchido de metáforas que encuentran su motivo primigenio en la naturaleza y los paisajes de su país, sino también en la historia antigua y contemporánea. La conjugación de estos dos elementos es lo que hace atractiva a su poesía. En medio de estos dos motores, el mito o los mitos chinos juegan un papel que le da mayor consistencia al mensaje social que se pretende transmitir. 
Sarandy cuenta que la camarada Qiao le señaló que Mao no era un poeta sino un político y “para reafirmar su posición, (Qiao) me traduce en el aire, directamente del chino, una carta de Mao Tse-tung al poeta Ke Chia, de la revista Poesía, carta que figura como prólogo en la edición de 1957 de los anteriores poemas de Mao.

La carta dice más o menos así, según los rápidos apuntes que hice mientras Qiao traducía:

Discúlpenme el atraso con que les contesto. Adjunto los versos en forma clásica y los ocho poemas más que me han pedido. En total son dieciocho poemas que he copiado en hojas aparte para someterlos a consideración de ustedes. Nunca he querido publicar oficialmente estas cosas porque son de forma clásica y temo que esta especie de poesía se difunda, hacen  daño a la juventud. Además, estos poemas carecen de sabor poético y no tienen características singulares. Puesto que ustedes piensan que pueden publicarlos aprovecho la publicación para corregir algunos errores de que adolecen las copias que se han venido difundiendo de mano en mano... Por supuesto cuando se trata de poesía hay que dar primero lugar a la poesía moderna. Se pueden escribir versos clásicos pero no es conveniente fomentarlo entre los jóvenes porque esta forma ata a la ideología y al pensamiento y además es difícil de aprender...".

Vemos que la preocupación de Mao por la educación socialista de la juventud es más que válida, es necesaria y que realmente las formas clásicas tienen la limitación de abotonar la fluidez de las palabras que pugnan por desprenderse de su cauce y sobre todo en tiempos turbulentos y de profundas transformaciones. Sin embargo, ¿Cómo no difundir Retorno a las montañas Chingkang o Diálogo entre aves? Mao permitió su difusión pero siendo claro en las observaciones en su carta ya señaladas.

La mujer no es una flor…

Y como no podía ser de otro modo, Mao también le canta a la mujer proletaria, por la que sintió un respeto sin igual. En 1921, Mao se casó con Yang Kaihui, la hija de su profesor preferido Yang Changji en la escuela normal de Hunan. Ella llegó a ser militante del Partido Comunista de China. En 1927, el Kuomintang la capturó y la asesinó por negarse a renunciar a su matrimonio con Mao y a la política revolucionaria. En diciembre de 1961, Mao escribió en memoria de ella un poema titulado Oda a la flor del ciruelo.

Oda a la flor del ciruelo

Viento y lluvia despiden a la primavera que parte,
la nieve que revuela, saluda su retorno.
Sobre el peñasco, donde inmensos carámbanos imperan,
se abre todavía una flor llena de gracia.
Llena de gracia, mas no pretende para sí la primavera,
se contenta con anunciar su presencia.
Cuando las flores de la montaña se abren plenamente,
se la encontrará en medio de todas ellas riendo.

En febrero de ese mismo año ya había escrito una Inscripción en una fotografía de la milicia femenina:

Están bien acicaladas;
las heroínas llevan fusiles de cinco pies
y están firmes en la parada desde los primeros rayos de sol.
Las hijas de China tienen insólitas aspiraciones:
prefieren las ropas de combate a los vestidos encarnados.



Y en otro de sus poemas sintetiza lo que la mujer significa para la última clase de la historia: “La mujer no es una flor que se mece en el invernadero de la burguesía sino un rosal que florece en la tempestad de revolucionaria del proletariado”. Nada más distante de la edulcoración y el aislamiento del romanticismo burgués. 
Sin duda, China cambió de alma y sus poetas ya no cantan las hazañas colectivas que estremecieron el mundo a mediados del siglo XX, pero las melodías del canto del maestro avivan el fuego que vuelve a recorrer Asia nuevamente.

La poesía de la profesora Elena


“La mujer no es una flor que se mece en el invernadero de la burguesía, sino un rosal que florece en la tempestad revolucionaria del proletariado”
Presidente Mao Tse-tung














De cómo surge la luz en las tinieblas

Las mejores obras son las que se realizan en medio de grandes tinieblas y a contracorriente de las tempestades que agitan el alma de quienes han caído en las mazmorras en plena lucha contra las injusticias de su tiempo. Escribir se convierte en una forma de lucha. Escribir es combatir contra el frío del cemento en medio de un olor a mar, el silencio de una isla, el traje a rayas que provoca las “muecas triunfales” de quienes quieren escindir, con los grilletes en las manos y una revolución a cuestas: esperanza de un pueblo que luchó, lucha y sigue luchando hoy en las nuevas condiciones. 

Ya la historia del proletariado internacional registra una obra hecha en el fragor de la segunda guerra imperialista de rapiña: Reportaje al pie del patíbulo. Allí Julius Fucik nos entrega su testamento, su reportaje, su poesía, su espíritu de comunista, y este es el mismo espíritu de la profesora Elena Iparraguirre Revoredo. Pankrac y la isla San Lorenzo son el telón de fondo de esta agonía en el sentido de Unamuno. En Pankrac, Fucik luchaba contra las hienas nazis de una guerra causada por la crisis económica del capitalismo. En San Lorenzo, primero, y en la Prisión Máxima de la Base Naval del Callao, luego, y hoy, en la Prisión de Ancón, la profesora Elena lucha contra las cabezas negras de la facción más recalcitrante de la reacción de una guerra que ya culminó y fue causada por las condiciones de opresión y explotación del pueblo peruano.

La poesía ha sido la herramienta necesaria empuñada a partir del aislamiento perpetuo en el que ha sido aherrojada Elena. Desde los primeros meses de su encierro toma la decisión de escribir y en sus primeros poemas se plasman las emociones y los sentimientos que causa el verse y saberse encerrada tras rebelarse contra el sistema. Tal es su poema Nº. 1, el cual contiene el rumbo y la línea desenvueltos en las nuevas condiciones de la lucha de clases.

 Y mi corazón
 desgarrado
 hasta agrietarse
toca las pupilas
 de mis ojos
 buscando bañar
 mi cuerpo en llanto

Pero mi alma
templada
en acero
rojo comunista
la detiene
y se yergue encabritada
cabalgando
por los voluptuosos
Andes combatientes.
Desafiando
 las tormentas
de las estrechas
costas del Pacífico
y deslizándose
suave, tierna
cual espada toledana
por los caudalosos
ríos de la selva.

Es mi tierra,
es mi pueblo,
es la nación
que se está forjando
en ardorosa Guerra Popular

Y entonces, mi pasión
así alimentada
transforma el dolor en fuerza
y lo eleva al canto
y canto:
Ya no será contigo
 ni mañana
Pero pronto, muy pronto
¡Todo el poder para el Partido y el pueblo!

Nov 92.

Las primera líneas del poema suscitan un sentimiento de dolor total por la detención, pero inmediatamente la ideología científica cumple su papel esclarecedor; sierra y selva son los territorios por donde hasta en ese momento se extendía la epopeya, pero lejos de cualquier obcecación visceral su canto termina en las últimas cuatro líneas con la conciencia de que una etapa debía terminar, teniendo gran optimismo en el futuro. Mientras tanto, la forma artística empieza a forjarse y a servir al contenido que se quiere expresar. Son los primeros estertores de su arte.

Hace varios años ya que se publicó Parvulez, el poemario que tiene como protagonista a la mujer en su papel de hija, de madre, de compañera y como centro la lucha. En Eres una imagen indeleble se encuentra expresada melodiosamente la lucha que emprendió Blanca Revoredo por la libertad de su hija. 

Sola
te empinaste
sobre el gris de desventuras
arrollando avatares
con permanente optimismo
hasta conquistar la grandeza
de la madre ejemplar
la esposa y la mujer del pueblo.

Se trata, entonces, de una madre que lucha diariamente por los de abajo. Ante esta figura de madre sucumben todos los estereotipos, enarbolados por la burguesía, de la madre que está solo para dedicarse a la crianza de los hijos y "atender al marido". 

Luego esta hija de la madre del pueblo se transforma también en madre, pero sus hijos no son únicamente suyos sino los que luchan diariamente en la lucha de clases; esta idea está claramente expresada en Llamé:

Llamé
Y la vida
en su riqueza de ofrendas
por coger
hizo cuerpo
tocó dos veces
el bien de su nacer
y me extendió
al instante común maravilloso.

Llamada
mi vuelo repentino
dolor
necesidad insoslayable
cuota de guerra
lanzó dos flechas
antes.

Aquí
las vuelvo a ver
mujer y hombre
almas nuevas
divergentes corren
combatientes de la vida
tocados
llaman su respuesta.
Discurrir social de la materia eterna
Con mirarlos
gozo.

Es sabido que la profesora tuvo dos hijos a los cuales debió dejar antes de entrar a los tiempos de guerra; sin embargo, este poema nos sugiere que no se ha quedado sin hijos y que sus hijos son los “combatientes de la vida”. Terminada la guerra, el hijo de carne y hueso interroga a la madre sobre su decisión de dejarlo y la respuesta es firme y clara en las últimas líneas de Setiembre:

Porque había tanto que hacer
para volver el mundo al revés
que bajo el sol rojo
me hice soldado
y volví a nacer

Muchas mujeres combatientes tuvieron que hacer lo mismo en tiempos de guerra no sin antes haber experimentado un gran dolor para luego reponerse y seguir luchando. Ellas, hoy prisioneras políticas estigmatizadas por su doble condición de mujer y luchadoras sociales, “dieron su sangre y su prisión/para que nazca un día/el hijo sin opresión” (del poema Fuiste conmigo un día). Nuevamente, aquí está presente la figura del hijo que vendrá de un parto no biológico sino político y social.

La mujer proletaria ama como ninguna otra y expresa su amor. Apreciemos la últimas líneas de Flota en el mar: Hecha está la cuenta / Y alta es la cuota de amar al hombre. El hombre es el compañero de clase, un “hombre de inalterable convicción/ en las lejanías de su nocturnidad/pone este hombre sus dos hombros/y encienden sus ojos el brillo/ del fuego de la fragua/sabe que cuaja en el repliegue/ el murmullo de otras altas olas. Es una mujer que comparte con él sus penas y esperanzas; una mujer siempre optimista acerca del futuro.

Estos son solo algunos de los puntos que queremos remarcar, por ahora, de una obra artística que está en constante movimiento y va enriqueciéndose por los insoslayables sucesos actuales de la lucha de clases.